Un día, mientras conducían, una mujer lituana llamada AŅdra Petraškieÿė y su hija Aſdra Petraškieÿė se encontraron con un perro empapado y temblando de frío. Se detuvieron para observarlo de cerca y quedaron atónitas.
Un gran anzuelo de metal estaba atado al cuello de este inteligente perro, lo que sugiere que alguien intentó ahogarlo. Parecía ser un ancla improvisada, asegurada para dejar que el perro pereciera en el río.
Cuando los Petrakie̿ės finalmente bañaron al perro, quedó claro que lo había pasado mal. Temblaba y estaba aturdido. Podría haber sobrevivido a su encuentro casi fatal debido a su perseverancia, pero Astra predijo que probablemente quedaría marcado para el resto de su vida.
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Los Petraškieпės lo llevaron a casa, quitaron el ancla y lo llevaron al veterinario. Afortunadamente, el veterinario dijo que estaba en perfecto estado de salud, aparte del estrés causado por su abuso.
Impulsada por lo que presenció, Aυdra intentó comunicarse con el dueño del perro. Publicó sobre el perro en Facebook, encontrando finalmente a alguien que afirmaba ser el dueño.
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Según él, alguien robó su perro e intentó ahogarlo usando el ancla. A pesar de encontrar al verdadero dueño del perro, Aυdra contactó a la policía para asegurarse de que no tuviera nada que ver con el crimen.
Finalmente resultó que el perro y su dueño fueron víctimas de un complot de venganza, y el vecino del dueño fue la persona que secuestró e intentó ahogar al pobre perro.
Hoy en día, el perro ha sido reunido con su dueño y está siendo amado y cuidado.