La historia de Bandit y Darrel, dos amigos discapacitados.

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Tener un perro de depende de nuestra genética.

Bandit fue encontrado hace 5 años en la calle, lleno de parásitos y muy descuidado, y lo llevaron al Refugio de Animales del Condado de Gwinnett, donde lo transfirieron al Programa de Perros de la Cárcel de Gwinnett. Dicho programa evita que los perros sean sacrificados y permite a los internos cuidar de ellos.

Poco tiempo después de haber sido rescatado, los veterinarios descubrieron que el perro tenía la enfermedad del “gusano del corazón”: enfermedad transmitida por mosquitos infectados con larvas de gusanos parásito “Dirofilaria”.

Por ello, Bandit fue puesto en tratamiento, con tan mala suerte que debido a un incidente con dicho tratamiento quedó paralizado de cintura para abajo. Al principio, se pensó que sería una parálisis pasajera, pero más tarde se сoпfігmó que sería definitiva, obligando a Bandit a moverse en silla de ruedas.
Esto no ayudó a la adopción de Bandit, ya que había sido devuelto en tres ocasiones por distintos hogares de adopción, al considerar que sus necesidades eran demasiado complicadas.
Es entonces cuando aparecen Darrel y Sue Rider, que se enteran de la historia de Bandit a través de Facebook, y se interesan por el perro al instante, ya que había algo que los unía: Darrel también usaba silla de ruedas.

“Lo más curioso de todo es que Bandit y yo compartimos el mismo tipo de parálisis y usamos una silla de ruedas para desplazarnos” explica Darrel. “Sue y yo sabemos lo que es vivir así y por eso sabíamos lo que Bandit necesitaba. Sentimos una conexión muy profunda”.
El pequeño se ha adaptado de maravilla a su nuevo hogar y a su nueva familia: “No podemos estar más felices de tener a Bandit en nuestras vidas”.